Roma tuvo muchos emperadores, aquellos hombres que gobernaron el imperio en su auge. Pero esta vez no hablaremos de Julio César, ni de Nerón o Rómulo Augusto, sino que será momento de conocer al que supo representar a Barracas Central a orillas del Tíber: Nicolás Ítalo Lombardo.
Vaya paradoja en su nombre, parecía que el destino de este porteño nacido en 1903 estaba marcado. Con 20 años recién cumplidos, debutó en River, en un empate 0-0 ante Platense. Luego, pasó por Sportivo Palermo y Alvear.
El delantero comenzó el torneo de Primera División de 1927 jugando para el conjunto palermitano, pero para la 5ta. fecha ya defendía la rojiblanca. Su debut en el Guapo se produjo el 17 de abril, ante Banfield, en el sur. 20 presentaciones adornan una trayectoria importante, que tras un paso por Honor y Patria, recalaría en la liga italiana.
Un subcampeonato, un bronce y un quinto puesto fueron los palmarés de campeonatos dominados por la poderosa Juventus, mientras que en el plano internacional, supo alcanzar las semifinales de la Copa Mitropa 1931, un certamen que vinculaba equipos de cinco países europeos.
Su estadía en el Giallorossi, Club fundado el mismo año del debut de Nicolás en Central, culminó con 42 cotejos y 9 goles, lo que lo instala como el Emperador para Olavarría y Luna.