Barracas Central Sitio Oficial
25 Enero 2020

ADN Barraqueño: Iván Tapia

En un mano a mano imperdible, Iván Alejo Tapia responde de todo: conocé el ADN barraqueño del volante.


Nos sentamos. Le aviso cómo pensé la entrevista. Me dice "dale, tranqui". Tras unos minutos en off, comenzamos. Se lo ve muy tranquilo, como cuando tiene la esférica pegada a su botín derecho.

 

¿Cómo evaluás la pretemporada realizada en Tandil?
El primer balance es muy positivo en lo físico, los profes laburaron intensamente, es lo que nos faltaba ajustar, trabajamos todos bien, a la par. Eso es muy importante de cara a lo que viene

¿Cómo explicarías para qué sirve una pretemporada?
Para ajustar detalles, en lo táctico, que quizás no se logró anteriormente, en lo físico, para prepararse

Vamos a terminar con este dilema: Toli, Magia, Flaco, ¿cómo te apodamos?
Me quedo con Toli porque es el apodo de toda mi vida. En mi familia me siguen diciendo así.

¿Pero de dónde sale ese apodo?
Es por Toy Story. Yo miraba siempre esa peli de chico, pero no me salía pronunciarla bien. Decía “Toli Toli” y me quedó para siempre.

Qué viejos estamos que la saga ya va por la 4…
Sí, pero igual la fuimos a ver (risas).

Mirás hacia el futuro… ¿dónde te ves en 6 meses?
Me veo, si Dios quiere, festejando algo con Barracas o jugando para clasificar al Reducido. En lo personal después veremos. Ojalá nos encuentre festejando como el año pasado.


Nació un 23 de noviembre de 1998, en C.A.B.A.

¿Y en un futuro más lejano?
Me gustaría haber podido tener la experiencia de jugar en Europa, en algún Club de acá de Primera División, ojalá sea con Barracas. Siempre retirándome en el Club.

¿Alguna liga en particular en el Viejo Continente?
La inglesa, me vuelve loco.

Y si tenés que elegir un equipo de los grandes para que te fiche, ¿cuál sería?
Liverpool. Siempre me gustó la forma de jugar, me gusta la hinchada porque es apasionada como nosotros, me encanta Anfield.

Hablaste de un estadio élite. ¿En qué cancha del fútbol argentino sentiste la dificultad para llevarse un triunfo?
La de Belgrano. Me impactó la gente. Sentí que estábamos en la Primera Nacional. Es un equipo que quizás no se merece estar ahí, sentí el nivel de la categoría.

Estamos transitando la máxima categoría del ascenso. ¿La ves como un sueño que se está cumpliendo o como una liga muy difícil?
Creo que los primeros partidos los viví como el sueño, más si se te da como pensaste. Habíamos sacados 4 puntos sobre 6. Después uno se va dando cuenta de la magnitud de los hechos, de la posición, de los rivales y sus canchas, y va tomando conciencia de donde está porque hay que estar preparado.

¿Te pasó que, por tu apellido, sufriste algún contratiempo?
Sí, me pasó. Algunas veces me maltrataron y despreciaron. De visitante generalmente. Algunas veces lo noté como estrategia para sacarme un poco del partido pero también con mala intención. Una vez, hace poco, un rival me dijo: “cuando vengan a nuestra cancha les va a pasar lo mismo que nos hacen ustedes”.

¿Uno de los últimos partidos?
Sí. Ganamos sobre la hora. Igualmente confío en que todo es leal, así somos en Barracas. La gente siempre va a hablar cualquier cosa porque es gratis.

¿Qué recuerdos se te vienen a la mente del torneo que ganaste en 2018/2019?
La primera imagen es el día del ascenso con Acassuso. Se festejó un poco más me parece porque estaban las ganas de la segunda categoría, estábamos esperando ese momento. Con Riestra habíamos empatado y teníamos la oportunidad.


El 07/05/2019 quedará grabado para siempre

Fuiste feliz ese día…
Sí, fue el partido que más feliz me sentí dentro de la cancha de Barracas.

Tenés 5 goles en tu carrera -Defensores, Comunicaciones, All Boys, Fénix, Mitre-. ¿Cuál te gustó más?
El que hice en Santiago del Estero, fue un lindo gol. Desde lo estético y por el momento del partido. Lo necesitábamos para levantarnos rápido y lograr el empate.

Recuerdo el de Fénix, en la última fecha de la Primera B. Lo anecdótico es que Maxi Rodríguez te saca lo que podría ser el último gol en esa categoría…
Sí, quien sabe. También me dio el pase, lo perdonamos (risas).

En ese torneo todos nos quedábamos sorprendidos con Valenzuela, Castro… Pero la verdad es que se había conformado un ‘11’ titular del cual vos generalmente no eras parte. ¿Cómo lo vivías sabiendo que te tocaba entrar pero que al otro partido volvía a suceder lo mismo?
De afuera me gustaba empujar para adelante. Cuando te das cuenta que el equipo titular no se puede tocar te ponés a disfrutar. Era sentarse en el banco y mirar a los muchachos, ver lo que hacían, como jugaban, como se movían. Le ganaban a todo lo que caminaba. Hasta los que no les tocaba ser convocados, más allá de la bronca lógica del momento por no jugar, disfrutaban a su manera.


Con el crack, quien llegó a mediados de 2018 y resultaron inseparables

Para la numerología tradicional del fútbol, del 1 al 11, ¿qué número serías?
El que me gusta es el ‘10’ clásico, en un 4-3-1-2. Me siento cómodo ahí, es mi posición de siempre es el engancha tradicional, con dos puntas arriba, pero me estoy acostumbrando a una nueva posición y me siento muy cómodo.

¿Te acordás cómo fue la primera vez que concentraste?
Contra Riestra. Compartí habitación con Marcos Roseti y Horacio Balbuena, que son dos amigos. Fue todo muy lindo, no nos podíamos dormir, charlábamos entre nosotros, fuimos a jugar al pool.

¿Y el primer día que un DT te dijo que ibas a ser titular?
Sí, me acuerdo. Fue Alejandro Milano, quien me marcó muchísimo en mi carrera porque lo tuve de chico.Asumió como técnico interino y me dijo que con él iba a jugar. El partido fue con Tristán Suárez, empatamos 2-2.


Otra fecha importante: 14/11/2015. Con 16 años tuvo su debut absoluto con la camiseta que ama

Elegí tres jugadores argentinos y uno extranjero en tu puesto
Riquelme primero, sin dudas fue lo mejor que vi. Messi y Valenzuela. De afuera me gusta Pogba.

Me llama la atención que nombraste a Lionel y al francés en el mismo puesto…
Messi por extremo por derecha, que es de lo que juego ahora, y Pogba como interno o enganche clásico.

¿Te gustaría jugar con el mejor jugador del mundo algún partido?
Obvio. En el patio de casa, a beneficio, lo que sea. O en la Play.

Entonces sentís que vas a poder llegar a las ligas mayores
Mi ídolo es mi viejo, lo tomo como ejemplo. Él arrancó de barrendero, nadie hubiese creído que esté donde está ahora. Me dice siempre que hay que pelearla de abajo, laburar y no escuchar lo que dicen los demás porque generalmente van a desacreditarte. Por lo tanto, trabajando en silencio, un poco de suerte y ayuda de Dios creo que es posible llegar a la élite.

Abriste solito el capítulo de tu papá. ¿Cómo es tener de presidente del Club donde jugás profesionalmente a tu papá? O al revés… Tener de padre al presidente del Club
Lo tengo naturalizado porque pasa hace muchos años. Como todos saben, tiene una relación con los jugadores de fútbol diferente a lo que yo vi en otros casos. Como jugó al fútbol entiende situaciones que pasamos. Ve a los jugadores como amigos, en el mano a mano es un fenómeno, más allá de que yo le tengo respeto también como máximo referente de Barracas.


Su ídolo, su referencia, su modelo a seguir: su papá

Me imagino que hay charlas permanentes aunque con el tinte de ser también de carácter familiar…
Siempre. Termina un partido, por más que sea amistoso, e intercambiamos, charlamos de lo que se hizo bien y lo que no, me reta también. Siempre hablamos de fútbol, constantemente.

Naciste casi en paralelo con la llegada de Chiqui a la presidencia de Central. ¿Lo tomás como referencia por su crecimiento?
Sí, ni hablar. La referencia principal en su momento fue mi abuelo, que lo sigue siendo, pero cuando lo ves en tu papá es otra cosa porque sentís más emociones, lo disfrutás muchísimo más. Al ser tu papá, querés que lo vaya bien. Pasó a ser mi primer referencia.

¿Te acordás el primer recuerdo que tengas de tu abuelo Hugo?
Me acuerdo una vacaciones en Mar del Plata. Mi abuelo es muy atento, cuando yo era más chico más aún, nos quería a todos por igual y estaba con nosotros. Sin palabras, un ejemplo para mí.

Que no se enojen en San Juan…
No, no (risas). Es mi familia, me encanta ir porque la paso muy bien.

Y justo tocó hacer la pretemporada allá. ¿Cómo viviste la experiencia en la tierra de tu familia?
Me encantó, fue la más linda y emotiva porque fue la primera pretemporada en la Primera Nacional y en mi provincia por decirlo así. Trabajar en su casa a uno lo llena de orgullo y felicidad.

La familia Tapia tiene ADN barraqueño. ¿Cómo creés que sería el Club si tu papá nunca lo hubiese pisado?
No sé si estaría como está ahora, me parece que no. No quiero suponer algo que no sucedió pero mi viejo cuenta que cuando lo agarró, Barracas estaba muy mal y el contexto del país no ayudaba (N de R: Chiqui asume a mediados de 2001). De alguna manera el Club iba a desaparecer en uno o dos años. La llegada de él le dio oxígeno a Barracas, que después vino acompañado de triunfos deportivos. Así hoy no estaríamos hablando del Barracas actual.

Futbolísticamente hablando, ¿te gustaría algún día dejar de ser el “hijo de”?
Sí, sé que va a llegar en algún momento. Van a decir Iván Tapia, pero estamos en un país donde se juzga mucho y es más reconocido el “hijo de” que la persona.

Y Mati… ¿Cómo lo ves en su nueva función de papá? ¿Cómo lo ves tras su decisión de dejar la práctica profesional de fútbol?
El nacimiento de mi sobrino fue la noticia más importante de mi vida. Soy muy feliz, Valentino es un fenónomeno, es un crack. Lo único que le voy a pedir es que sea ‘9’ y no central porque son todos burros (risas). A mi hermano en el nuevo rumbo que elija le va a ir muy bien, tiene madera para muchas cosas. La decisión fue la más difícil de su vida porque ama el fútbol, le tocó estar afuera mucho tiempo y sin embargo siempre tiraba para adelante, unía al grupo.


De las tardes más felices en la familia Tapia: ascenso soñado a la Primera Nacional

Me voy a poner en versión hincha… llega un nuevo técnico al Club, mira el plantel y sabe que el apellido Tapia está. Lo más fácil sería ponerlos, el miedo latente al qué dirán está presente, sin embargo Mati jugó poco y vos entraste casi siempre como suplente. Lo meritorio es que ustedes siempre trabajaron a la par de los demás…
Tal cual, son cualidades que te enseña la familia, más que nada mi viejo que vivió y vive situaciones así. Me enseñó a no darle importancia a lo que dice la gente, a trabajar duro y a hacer el doble de esfuerzo. Yo a veces pensaba: “este DT me pone por esto”, pero estuve siempre fuerte de la cabeza sabiendo que lo que me gané lo hice por mí mismo y no por mi apellido.

¿Cuántos tatuajes tenés? Creo que perdiste la cuenta… Elegí uno y contamos porqué te lo hiciste
Entre 30 y 35. Algunos los tengo juntos. Elijo el próximo, que es la fecha que ganamos el campeonato.

O sea que te vas a hacer un tatuaje de un día que Barracas no jugó (risas)
Sí, me voy a acordar del partido de Estudiantes (risas). De los que tengo me quedo con el de mis hermanos (N de R: tiene las iniciales de cada uno en la mano).

Si no hubieses sido futbolista, ¿qué creés que serías?
Me gusta el inglés, siempre tuve facilidad a pesar de no haberlo estudiado. Supongo que algo relacionado al idioma o administración de empresas.

Una vez retirado, ¿qué te gustaría hacer?
Estudiar la carrera. Me encantaría tener mi empresa, mi mercado.

A pesar de que falta un montón, ¿a qué te gustaría estar ligado una vez retirado?
Me gustaría ser técnico, pero estar bien preparado, empezando con juveniles o inferiores, ir haciendo el camino, asentándome para el día de mañana ser DT de la primera de Barracas.

¿Qué jugador rival te sorprendió?
Me gustó mucho el Gurí García, de Almirante. Lo tenía presente pero en la cancha fue increíble. Nos hizo un gol allá y otro en la cancha de Barracas. Me sorprendió en Olavarría y Luna porque es difícil jugar ahí y él lo hizo sin ningún problema. Es un jugador extraordinario.

¿Y el que no te falló? Del que sabías que jugaba bien y así fue
Nahuel Luján, de Belgrano. Me dijeron que jugaba bien, tenía referencias de compañeros y de allá. Jugó bien, es un jugadorazo, de otra categoría.

¿Qué es Barracas para vos? Definilo…
Es mi vida. Donde inicié, donde pasé todas las emociones. Viví todo y me queda mucho por vivir. Ojalá sean más alegrías que tristezas.

Si bien fuiste capitán vs. All Boys, el torneo pasado, ¿te ves como capitán definido algún día?
Sí, me gustaría. No lo pensé tanto, me acuerdo de este partido pero me veo a futuro. Me gusta tener esa responsabilidad.


Capitán, gol y titular por única vez junto a su hermano. Noche en Floresta de las que no se olvidan jamás

¿Qué partido de Barracas recordás siendo más joven?
Me quedó grabado el de Laferrere de visitante (N de R: final del reducido de la temporada 2007/2008 de la Primera C). Era una época donde el Guapo entraba al octogonal constantemente. Otro que recuerdo alegremente es en Rosario, contra Argentinoque les ganamos 3-0 y Manzini hizo goles de tiro libre. Y el más triste que me acuerdo es de local, perdimos por goleada con los rosarinos también. Ese equipo tenía un gran nivel, no lo podíamos creer, fue un golpe duro.

¿Recordás la etapa donde el Club no era lo que es hoy?
Sí, camino siempre por adentro. Uno empieza a ver las nuevas obras y lo celebra. Creció mucho, hoy es un Club de otra división. Antes eso no pasaba, era humilde pero siempre va a ser familiar, todos nos conocemos. Desde lo estructural e institucional tuvo un crecimiento que ninguno esperaba.

Llegás al Club cada día, ves que en la entrada el cartel lleva escrito merecidamente “Claudio Chiqui Tapia”, ¿qué te produce?
Me emociona. Cuando leo o escucho que sucedió un hecho importante como el ascenso en el estadio que lleva el nombre de mi papá me gusta.

¿El jugador de fútbol está pendiente de las estadísticas? ¿Cómo es en tu caso?
Sí, en lo personal soy obsesivo y bastante autocrítico. Una vez que arranca el partido estoy concentrado en hacer lo que me pide el técnico y me olvido. Pero antes y después pienso mucho.

¿Cómo es un día de Iván Tapia post entrenamiento?
Después de terminar nos quedamos tomando mates, al menos una hora más. Fer González ceba casi siempre, tomamos tranquilos. Empezamos a las 8 y nos vamos a las 13. Después voy a mi casa, almuerzo, hago una siesta de tres horas, a la tarde entreno aspectos físicos por mi cuenta con un profe y juego a la Play.

Corre el rumor que sos de los mejorcitos en el plantel en el manejo de la Play, ¿te hacés cargo?
No encontré rival aún.

No jugaste contra mí, por eso…
(Risas). Bontempo me hace partido, juega bien, me cuesta. Tenía el historial arriba él pero se lo di vuelta. Llevo la cuenta, me gusta.

Qué importante la concentración para relajarse y distraerse. Más allá de pensar en el rival, hay momentos de ocio que son fundamentales
El nombre mismo te lo dice: concentrarnos. Pero es muy importante hablar entre los compañeros, tomar mates, ver qué necesitan, hay que salir de la presión que te genera el partido. Durante la semana hay momentos donde analizás al rival.

Igualmente imagino que un hombre como Aldirico realiza una charla importante
Dos charlas hacemos. Siempre estamos pensando en el rival pero también nos relajamos. La concentración es propia y en el ambiente.

Y siempre está la anécdota para contar en las concentraciones. ¿Podrías alguna sin manchar a nadie? (Risas)
No voy a decir si fui partícipe o no (risas). En una pretemporada en Cardales, con el Viejo Lobo de DT, llegamos a la pieza de tres futbolistas nuevos y le realizamos el famoso “Golpe Comando”: se apagan las luces, todos tapados y que sea lo que Dios quiera. No pasó nada raro, ninguno lastimado, algunos insultos al aire (risas). Uno buchoneó, eso no se hace.

Luego de compartir plantel y minutos dentro del campo de juego con tu hermano, ¿cómo fue hacer una pretemporada sin su presencia?
Lo hablé con él. Fue raro y duro. Siempre estamos muy pegados. Cuando compartíamos estábamos juntos desde el inicio, la elongación, hasta el final de las prácticas. Creo que la vida te pone estas circunstancias, uno las tiene que afrontar y ahora le deseo lo mejor, le va a ir muy bien.

Hablame de Cristian Aldirico...
Es un técnico que le gusta el trato con los jugadores, nos habla mucho. Nos hace sentir cómodos desde el primer momento, no te hace saber si te va a tener en cuenta o no, si te va a poner y eso está bueno ya que puede pasar que se afronte la semana de otra manera. En cambio, el Polaco nos tiene a todos de la misma manera. Eso es importante para el jugador y para el grupo porque nos hace entrenar a todos a la par para que haya una competencia sana. De lo humano, nada para reprocharle. Conmigo se porta muy bien por eso quiero devolverle en la cancha todo lo que me da.

¿Y Salvador Daniele?
Es un fenómeno. Tiene mucho contacto con los jugadores, es un personaje del fútbol. Entiende situaciones futbolísticas y extrafutbolísticas, siempre ayudó. Como DT, como decimos, “engancho y segundo palo” porque nos decía situaciones que, si bien sabemos que pasan en un partido, él las explica espectacular y terminan sucediendo. Al otro día le decíamos que tenía razón, es un buen pronosticador.

Es como recordar a la maestra de la primaria, que te queda grabada a fuego para siempre…
Sí, ni hablar. Ese es el Gato, todas sus frases van a quedar inmortalizadas de por vida. Hay que agradecerle a Alejandro Nanía, quien armó el plantel que después salió campeón. Daniele tuvo la muñeca justa para ajustar lo que faltaba. El grupo era increíble, salió todo redondo.

A uno le hablaban de Valenzuela cuando llegó, que era un crack, que la rompía en Racing. Lo comprobamos desde el primer minuto que piso Olavarría y Luna. ¿Cómo lo ves estando en el día a día con él?
Tiene un futuro muy grande por delante, inmediato y dentro de unos años. Es un jugador muy importante para nosotros, también desde lo humano porque es una gran persona y un gran amigo. Me sorprendió lo profesional que es, junto a Facundo Castro, la manera de entrenar y cuidarse. Adentro de la cancha es como cuando lo ves a Messi: sabés que va a hacer esto y lo hace, te tira el taco de él.

Esa jugada es “made in Fer Valenzuela”
Es la marca registrada de él, no le falla nunca. Los defensores saben pero nadie lo puede agarrar. Adentro de la cancha no para de sorprenderme.

Tenés que comprar una entrada de un espectáculo que no sea de fútbol, ¿cuál sería?
Para ver una pelea de boxeo. No miro mucho el nacional, me gustaría ir a ver a Floyd (Mayweather) si me darían los tiempos.

¿Y sacando los eventos deportivos?
Me gusta mucho la música. No miro televisión, salvo para ver fútbol. Iría a ver algún grupo de cuarteto.

¿Te gusta el trap?
Sí. Tengo momentos para cada género. Siempre elijo primero cuartero. Me gustan Ulises y Qué Locura.

¿Creés que en un futuro se va a imponer el trap en los vestuarios? Las generaciones van cambiando…
Ya está instalado, se escucha mucho. Hay muchos jóvenes y eso hace que se escuche.

¿A quién te gustaría conocer?
Me gustaría tomar mate y compartir un asado con Messi. Lo vi algunas veces, nos llevamos bien, hablamos cosas de fútbol, pero me encantaría conocerlo.

Le podrías dar alguna recomendación técnica: tirate más a la izquierda, definí cruzado…
Noooo (risas). Son jugadores que no les podés decir nada, no lo necesitan. Es un fenómeno.

Por más que es obvia la pregunta la hago: ¿te gustaría jugar en la Selección?
Sí, es un sueño que tengo de chico.

¿Y otro anhelo que tengas?
Personalmente deseo devolverle todo, o lo más que pueda, a mis viejos y mis hermanos, por todo lo que me dieron. Me gustaría formar una familia y que mis hijos sean felices. En lo profesional, quiero jugar en Boca, es mi máximo sueño deportivo. Claro que también quiero ganar más torneos con la camiseta que esté defendiendo.


Con la mente fría, fuera y dentro del verde césped

El futbolista tiene un trabajo atípico porque tiene dos “jefes”: el que todos tenemos en nuestros trabajos y el hincha, aquel que tiene sus emociones depositadas en ustedes. ¿Cómo se maneja esa situación?
Yo lo viví como hincha de Barracas y Boca, opinaba sobre las situaciones dentro del campo de juego. Después, cuando sos jugador, dichos contextos se transforman en presiones porque “manejamos”, de alguna manera, lo que sienten los hinchas: la tristeza, la alegría, el enojo. Es una responsabilidad muy grande pero jamás tuve un compañero que haya querido perder, que le de igual el resultado. 

Las lágrimas ya terminaron. No, no las nuestras, sino las que están dentro de los pocillos. Iván me agradece, yo hago lo mismo con él. Sus valores se ven reflejados dentro y fuera de la charla. Y de la cancha.