Son las 20:00. En un día habitual, estaría llegando a su casa luego de una jornada intensa de entrenamientos, pensando en el rival de la próxima fecha. Pero la pandemia ha cambiado su rutina: entre autos y tapizados se mezcla hoy la figura de Emiliano.
El futsal, como el resto de las actividades deportivas, continúan quietas en el AMBA. La Primera División sólo vio jugarse una fecha, en la que Central igualó con SECLA. El gol del venezolano Muñoz fue el único grito oficial del año: "Diego, el técnico, nos hizo ver el partido nuevamente para tratar de ver qué errores tuvimos. Entrenamos para volver de la mejor manera. Todo va avanzando de a poco, ojalá que podamos volver a entrenar juntos pronto. Mi estilo de vida es con una pelota, es difícil la situación, pero todo lo que sea lo mejor, será bienvenido".
La entrevista lo llevó a viajar en el tiempo, recordar sus inicios como jugador de la disciplina. Y de cancha grande también... "De chico jugué en cancha de once, en Atlanta, hasta la séptima división. Luego, en futsal jugué en Cervantes, Nueva Estrella, San Lorenzo y Newbery. Para mí es mucho más lindo el futsal que el fútbol de campo, que hoy se volvió más táctico. No cualquiera puede jugar futsal, tenés que estar atento a todo y no podés cometer errores".
"Cuando llegué a Barracas, el Club venía de salir campeón de la Supercopa. Vine porque quería aspirar a algo más grande, venía de salvarme del descenso con Newbery. El futsal no tiene tantos ingresos, más allá de que nosotros estamos muy profesionalizados. Otros equipos de Primera tienen mayor presupuesto, pero le damos batalla de igual a igual", comenta el bonaerense, nacido en Villa Luzuriaga un 3 de diciembre de 1994.
Soñaba con un gran año, que lamentablemente el coronavirus le puso una pausa. Sin embargo, manifiesta su admiración por los integrantes del plantel, con quienes tiene contacto a diario: "Hablamos siempre con todos los compañeros, principalmente con los venezolanos, quienes tienen una situación complicada". Y destaca la magia del Pintor: "Gaby Ramírez es un fenómeno, la tiene atada".
Emiliano es paciente. Piensa en el futuro. Sabe que, en algún momento, todo va a estar solucionado y va a poder seguir pisándola con la suela, como bien sabe hacerlo.