Se cumplen 5 años del campeonato del 2010. El 18 de Abril con el gol agónico de Carlos Salom y ascenso a primera B quedo marcado en el calendario barraqueño como uno de los grandes momentos de la historia
Ya estaba perdido el sábado, sus nervios no lo dejaban en paz,
su billetera ya agonizaba y sólo le quedaban veinte
pesos para ir a la cancha en un rato. Si, a pesar de ser de madrugada
solo faltaba un rato para ir a la cancha a ver a su querido BarracasCentral.
En un par de horas, debería, subirse al colectivo sesenta y
cinco para viajar a Villa Crespo a ver el partido más importante de lahistoria de su club.
Una final por el ascenso. En cancha deAtlanta,Barracas se jugaba su historia frente a Excursionistas.La suya personal ya estaba jugada. La espera y su soledad lo habían dejado
frente a un último manotazo de ahogado. El paño verde, con tres docenas de cuadrados con números y no con arcos, le devolvía la peor de las goleadas. Ya no había tiempo para más. Tampoco quedaban energías luego de batallar, cambiando estrategias y tácticas para gritar su gol, su pleno. Se acerco lentamente a la mesa como lo hacía ALMADA Flores cada vez que encaraba el área rival. Sabía con certeza que no podía fallar, que en ese instante único debía improvisar y dejar caer su ficha en lo que sería su salvación.
Se acomodó la remera, roja y blanca como no podía ser de otra manera, y pensó en cómo definir. Miro a su alrededor las mesas estaban casi vacías, como tantas canchas de sábados casi sin habitantes en los tablones barraqueños.Se sentía cómodo y confiado. Se imaginó entrando al estadio bohemio de traje y galera preparado para la ocasión. Sería su noche, sería el domingo de gloria para esos once jugadores que corrieron de atrás y descontaron los quince puntos que les lleva el puntero Excursionistas. Si, el equipo del Norte, el cogotudo,el que estaba acostumbrado al traje y a la galera.Era el momento.
Su corazón latía fuerte, estaba casi sin aire, como hacia siete días atrás en la cancha del Porvenir, cuando veía que su equipo perdía a los diez segundos de partido y su ilusión parecía quebrarse en Gerli. Pero ahí se acordó como se dio vuelta la taba. Saco pecho como hizo Bojnich para empatar el partido, metió la mano en el bolsillo y saco su última ficha. Esa ficha que con el grito goleador de Del Rio le devolvió el alma al cuerpo y la sensación que ya no podía escaparse el torneo.
Sabía que el tiempo se acababa, que con suerte quedaban dos posibilidades y que la noche llegaba a su fin. No quiso precipitarse. Estudio al mínimo detallé sus posibilidades y las del maldito croupier, que sólo le gritaba con fuerza malas noticias como el más fanático de los hinchas verdes y blancos. Y no se animó. Sus miedos fueron más fuertes, la terrible sensación de quedarse con las manos vacías, de tener todo ahí al alcance y que en una bola todo se esfume. Jugueteo con la ficha entre sus dedos, merodeó el área. Ahora si la mesa se había llenado de gente, el público parecía a su favor,como sabiendo la debilidad del más humilde. Sintió la presión. Finalmente se decidió. De la boca del encargado de la mesa, vestido de negro casualmente, como todas las personas que el siente que lo juzgan salió el grito que lo dejo inmóvil "No va más........ ". No quiso escuchar el resultado, sabía que el miedo lo había paralizado, le pareció oír de lejos un cero y encima verde,el 0-0 era una realidad y que sólo le quedaba la última chance. Tenía qué remarla.
En la cancha de Atlanta el sol pegaba de lleno, los equipos en la cancha esperaban el inicio del partido. Ambos tenían a su gente esperando "coronar" la victoria. El árbitro junto a los capitanes, los saludo, los miro a los ojos y les habló directamente para que todos escuchen " Hagan sus apuestas........" Y comenzó a girar la ruleta de cuero. En los primeros instantes cuando apenas arranca el movimiento,sólo hay tiempo para observar. Para hacer un paneo general del paño verde y donde se van ubicando todas las fichas que protagonizan el juego.
Todo el tiempo se sintió confiado a pesar de que se sentía en inferioridad y que le quedaba una sola oportunidad de acertar. El tiempo pasaba y era momento de atacar, de no vacilar. Atrás había quedado el primer impulso, el primer tiempo donde reflexiono y dejo que los demás hagan su juego. Había que jugársela. No había más tiempo. Metió la mano en el bolsillo una vez más, y busco entre otras monedas la ficha ganadora. Kopriva miro a sus suplentes y mando a la cancha al "chino" Avalos con la dieciséis en la espalda. Le gustaba el número, segunda docena y rojo sobre todo. Los nervios ahora si no aguantaban más sufrimientos, se acababa el tiempo, el reloj se había convertido en el testigo que marcaba sin piedad, como Orfila en mitad de cancha, que las chances agonizaban. El silencio se había apoderado de la escena, el de negro, siempre frío, distante , imparcial lanzo el grito típico : "Última bola" Y allá comenzó su recorrido, se fue hacia un rincón de la mesa, el que da a la tribuna local, intentó mirar a los números centrales, le apunto a uno, pero no le gustó. Dio unos pasos hacia el costado y miro el medio, ahí estaba todo poblado, se dio cuenta que era muy difícil que allí estuviese la solución. En un costado estaba el dieciséis, sólo, como sí nadie se diera cuenta que estaba ahí. Le encantó la posibilidad e hizo su movimiento. Paso entre dos grandotes que estaban parados junto a el y casi en diagonal, pegó un salto para dejar caer su ficha.
El tiempo pareció ir más lento, un arrebato de silencio fue el preludio del grito que estremeció su cuerpo y que lo envolvió en brazos anónimos, pero compañeros del éxtasis. ¡¡Negro el onceeeee!! Cuando volvió abrir los ojos, la carrera de Carlos Salom estaba llegando a su fin con la boca llena de gol, como la suya y los ojos llenos de lágrimas de felicidad. El ascenso era una realidad, el traje y la galera también. Barracas Central jugaría en la B.
Dany Pagano